lunes, 26 de agosto de 2013

Una lesión, una razón para ser fuerte.

Si hay una cosa que nos puede afectar a los bailarines, es sin duda las lesiones.

Personalmente, me gusta clasificar las lesiones en dos grupos, las graves y las leves. Dentro de las leves se encuentran los tirones, los esguinces y dolencias que te pueden durar varias semanas, pero cuando ya estamos hablando de meses o incluso años sin bailar, ya entran dentro de las graves, que muchas de ellas se originan por un mal calentamiento.
Muchos artistas han dejado atrás su carrera profesional por lesiones, porque no han podido recuperarse adecuadamente o porque sus condiciones físicas ya no le permitían bailar. Pero la situación cambia por completo cuando las lesiones se sufren cuando todavía estás empezando.

No es lo mismo lesionarse cuando tienes ya la vida hecha y has triunfado en el mundo de la danza, que cuando te estás formando para llegar a serlo. Es verdad, que en la primera opción perdemos a un gran icono de la danza, pero en el segundo lugar, perderemos la ilusión por la danza.
Por eso siempre hay que calentar muy bien antes de empezar, no queremos accidentes que rompan los sueños en mil pedazos. Siempre que te lesiones, tienes que mirar hacia delante, y más todavía si eres joven, tienes mucho que enseñar al mundo para que lo dejes abandonado, tienes que luchar. Muchos bailarines se han quedado en el camino, muchos y muy buenos. Hay que ser positivo, mirar el lado bueno de las cosas, puede que una indisposición te enseñe muchas cosas, porque no sólo se baila con los pies, también se baila con la mente y con el alma.
Si estás lesionado sigue asistiendo a las clases de baile, aunque sólo sea a mirar, pero sigue yendo, porque observando se pueden aprender muchas cosas, te puedes fijar en una gran cantidad de aspectos que posiblemente bailando no te habrías dado cuenta.

Siempre, antes de ponerte a bailar estira bien todos los músculos, y no los fuerces demasiado. Hay que superarse a uno mismo día a día, pero no hay que sobrepasarse, si no tenemos el riesgo de lesionarnos. Muchas veces, queriendo hacerlo todo perfecto y dar más de lo que nuestro cuerpo aguanta, nos depara malas experiencias.

No olvides que estamos aquí para llegar a ser grandes bailarines; una lesión no nos va a dejar a mitad de camino, hay que seguir adelante. Después de todo, los sueños no se cumplen solos.


martes, 18 de junio de 2013

Tomar decisiones.

Una de las decisiones más importantes que nos va a deparar la vida es nuestro futuro. Mucha gente se encuentra dividida entre varias opciones, se encuentra dividida entre lo que quiere dedicarse y a lo que debe dedicarse.

Todos los que ahora están apuntados a una academia de baile y tienen que compaginar la danza con los estudios, se encuentran en el punto medio. Quieren dedicarse al mundo del baile, pero muchas veces sus padres no comparte la misma opinión. Los padres siempre quieren lo mejor para sus hijos, que estudien una carrera y que se formen para tener un buen trabajo, y para muchos padres que su hijo sea bailarín no es una respuesta a sus peticiones para su futuro, pero, ¿qué pasa con lo que quieren los hijos?
Todos sabemos que ser bailarín es una profesión difícil y no con muchas salidas, seamos claros, es muy difícil triunfar en mundo donde no sólo tu capacidad es importante, sino también tu técnica, tu físico y tu expresión. Pero por encima de todas tramas que ponen para ser bailarín, por encima de todas ellas, existe una fuerza mayor, que es la fuerza de la superación, el trabajo y el esfuerzo.

Entonces llegamos al final, cuando acabas la educación obligatoria y bachillerato, y tienes que elegir una carrera. En ese momento, simplemente, piensa en lo que quieras hacer, en lo que te quieras dedicar, porque lo que elijas, es lo que vas a hacer todos los días durante el resto de tu vida.
Por eso, si de verdad la danza es tu vida y te quieres dedicar a ello, no dejes que nada se interponga, persigue tus objetivos y tus sueños. Porque poder dedicarte a lo que más te gusta, tiene que ser lo mejor del mundo.



miércoles, 20 de marzo de 2013

No te burles, si no sabes el esfuerzo que supone.

Mucha gente se burla del baile. Se burla del poco esfuerzo que supone bailar y de la facilidad que conlleva realizar este arte.
Puedes tener tu opinión sobre el baile, te puede gustar o puedes odiarlo, pero eso no implica que puedas criticarlo y burlarte sobre ello. Si eres bailarín profesional, profesor o coreógrafo puedes opinar sobre el tema o simplemente puedes informar a la gente sobre la danza, incluso, puedes llegar a criticar varios aspectos. Pero si eres una persona que no ha pisado nunca un escenario, que no sabe el sacrificio que supone estar horas y horas en una clase de baile para poder montar una coreografía, una persona que ni siquiera sabe lo que es un plié, entonces, puedes ahorrarte la opinión.
Con ese tipo de comentarios que la gente realiza sin saber absolutamente nada del tema, esos comentarios, son los que echan atrás el sueño de muchos bailarines. Debido a ellos muchos alumnos de escuelas de danza dejan las clases de baile porque creen en lo que la gente les dice y se quedan estancados, cuando muchos de ellos podrían llegar a ser grandes personas en el mundo de la danza. No hay que dejarse llevar por las críticas y por las opiniones, y menos de la gente que no sabe, tienes que confiar en ti mismo ponerte tus propios límites, tener orgullo y autoestima. No puedes dejar que un simple comentario acabe con tu sueño, con tus ilusiones, con tu vida.
Nadie nos dijo que el camino fuera fácil, que no hubiera complicaciones y malas rachas, sabíamos que esto nos iba a costar un esfuerzo y un trabajo, pero no van a ser las críticas las que nos detengan, no van a ser las personas incultas las que nos destrocen el sueño en mil pedazos, esas no, nada tendría que acabar con el esfuerzo acumulado durante tantos años, nada tendría que detenernos en el camino hacia nuestros sueños.
Después de todo, el baile es la vida de muchas personas.

domingo, 27 de enero de 2013

Si no sabes transmitir, no sabes bailar.

Todo el mundo sabe mover el cuerpo al ritmo de la música, todo el mundo sabe hacer cuatro pasos coordinando los pies con los brazos. Pero transmitir, eso es lo difícil.
Cuando asistimos a clase de baile podemos aprender nuevos pasos y movimientos, podemos aprender a hacer grandes saltos y giros que no todo el mundo sería capaz de realizar sin una buena base y sin un gran esfuerzo. Los profesores están para enseñarnos y corregir nuestros errores, pero cuando se trata de transmitir emociones mientras bailamos, nadie nos puede enseñar.
Cuando bailas, a parte de realizar una serie de pasos acompañados de una melodía, también hay que saber mostrar al público una serie de sentimientos, amor, tristeza, odio, sorpresa, etc... A la vez que bailamos tenemos que saber contar una historia y para ello, es necesario meterse en la piel de un personaje; saber cómo se siente, cómo se comporta y cómo actúa según la situación. Nadie puede ayudarnos, sólo nosotros mismos somos conscientes de lo que sabemos hacer en un escenario, puedes subirte a uno de ellos y bailar, pero nada tendría sentido si tú no eres capaz de transmitirle al público, a parte de los movimientos, lo que puedes demostrar al mundo con tus sentimientos y emociones.
Por eso cuando vayas a actuar, cuando empiece a sonar la música, recuerda que lo importante no es hacerlo todo perfecto; ya que la perfección no existe, lo importante es decirle a los espectadores que disfrutas bailando, que sin el baile no podrías ser lo que eres ahora y que la danza es tu vida.

jueves, 24 de enero de 2013

Nunca te rindas, nunca.

Todos, absolutamente todos hemos tenido malas rachas y épocas en las que no nos sale nada y perdemos confianza. En algún momento de nuestra vida nunca nos hemos sentido cómodos con nuestra forma de bailar. Muchas veces sientes que no eres capaz de hacer ningún ejercicio o que simplemente no vas a las clases de baile con las mismas ganas, ya sea por lo anterior dicho, por malas situaciones por las que estés pasando o porque ya no estás a gusto con la clase, profesores y compañeros. La única explicación que saco es que tenemos la autoestima baja, no nos creemos capaces de hacer cosas que en realidad si que podemos realizar y que además, en muchas ocasiones ya hemos realizado. Pero ese momento en el que crees que nada te va a salir y que nada merece la pena, hay que llenarse de orgullo, hay que pensar en todo lo vivido, hay que pensar que nadie te dijo que conseguir tus sueños fuera fácil. Si ya piensas que tus ganas de bailar se han marchado, reflexiona, y empieza a plantarte que antes era con el baile con lo que más disfrutabas, que el baile era tu vida entera y que ahora por culpa de una mala racha te vienes abajo e incluso llegas a dejar la danza. Lo único que voy a añadir es, que  llevas muchos años bailando, muchos años de práctica y sacrificio y ahora no puedes rendirte, has pasado por un montón de baches y curvas y ahora no puedes estar así, simplemente disfruta del baile, que es tu vida, no te preocupes por las inseguridades y las bajas, al final volverás a tener la misma confianza que antes, incluso puede que tengas más. En la vida hay que ser fuerte, no nos podemos rendir a la primera, hay que seguir luchando, porque es así como se consiguen los resultados, y con ello los sueños..

sábado, 5 de enero de 2013

¿Tienes vergüenza a la hora de bailar?

Muchas veces sufrimos inseguridades y nervios a la hora de bailar, ya sea porque tengamos miedo al escenario o porque nos da vergüenza que la gente nos observe.
Si eres una bailarina principiante, es fácil romper ese miedo; ya que cuanto antes empieces a tratarlo antes podrás retenerlo. Si eres una bailarina veterana, y siempre te ha dado vergüenza bailar o simplemente tienes una mala racha de inseguridad, tienes que pensar en todo el esfuerzo y todo el trabajo que te ha costado llegar hasta donde estás, todo lo que has sacrificado para lograr tu sueño. Piensa en todas las caídas, los moratones, las ampollas, los tirones... ¿Has aguantado todo esto para ahora no hacer nada? En estos casos hay que tener un poco de orgullo y confianza y salir al escenario a lucirte y a mostrar todo lo que has trabajado y todo lo que has luchado para conseguirlo. Así que antes de salir a actuar yo te recomiendo que te digas a ti misma, que eres preciosa, que tienes un físico envidiable, que bailas genial, que tienes confianza y autoestima en ti misma, que eres feliz cuando te pones las zapatillas y bailas. Deja atrás las críticas y las inseguridades, simplemente disfruta del baile, que es lo mejor que tienes.
Entonces, llegará ese día que tanto habías esperado. Cuando sales al escenario, se apagan las luces del patio de butacas y empieza a sonar las música, ese preciso momento en el que te subes a las puntas y te olvidas de todo, ese preciso momento en que te olvidas de todo para empezar a disfrutar de lo que es tu vida, la danza.