Personalmente, me gusta clasificar las lesiones en dos grupos, las graves y las leves. Dentro de las leves se encuentran los tirones, los esguinces y dolencias que te pueden durar varias semanas, pero cuando ya estamos hablando de meses o incluso años sin bailar, ya entran dentro de las graves, que muchas de ellas se originan por un mal calentamiento.
Muchos artistas han dejado atrás su carrera profesional por lesiones, porque no han podido recuperarse adecuadamente o porque sus condiciones físicas ya no le permitían bailar. Pero la situación cambia por completo cuando las lesiones se sufren cuando todavía estás empezando.

Por eso siempre hay que calentar muy bien antes de empezar, no queremos accidentes que rompan los sueños en mil pedazos. Siempre que te lesiones, tienes que mirar hacia delante, y más todavía si eres joven, tienes mucho que enseñar al mundo para que lo dejes abandonado, tienes que luchar. Muchos bailarines se han quedado en el camino, muchos y muy buenos. Hay que ser positivo, mirar el lado bueno de las cosas, puede que una indisposición te enseñe muchas cosas, porque no sólo se baila con los pies, también se baila con la mente y con el alma.
Si estás lesionado sigue asistiendo a las clases de baile, aunque sólo sea a mirar, pero sigue yendo, porque observando se pueden aprender muchas cosas, te puedes fijar en una gran cantidad de aspectos que posiblemente bailando no te habrías dado cuenta.
Siempre, antes de ponerte a bailar estira bien todos los músculos, y no los fuerces demasiado. Hay que superarse a uno mismo día a día, pero no hay que sobrepasarse, si no tenemos el riesgo de lesionarnos. Muchas veces, queriendo hacerlo todo perfecto y dar más de lo que nuestro cuerpo aguanta, nos depara malas experiencias.
No olvides que estamos aquí para llegar a ser grandes bailarines; una lesión no nos va a dejar a mitad de camino, hay que seguir adelante. Después de todo, los sueños no se cumplen solos.
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