domingo, 20 de noviembre de 2011

Las zapatillas de punta.


Las zapatillas de punta crean sensación de que la bailarina flota sobre el escenario y realiza piruetas más fácilmente. A causa de los movimientos constantes, las zapatillas se estropean y se quiebran: eso significa que cada bailarín necesita por lo menos un par de zapatillas nuevas por semana.
Las compañías disponen de un zapatero especializado en esta clase de calzado, quien se encarga de realizar los pedidos, ajustarlas y pintarlas, y luego entregarlas a cada bailarín.
Sólo tras estudiar algunos años, las chicas calzan zapatillas de punta. La punta es de yeso, y sirve para aguantar el peso del cuerpo, mientras que el empeine es de raso, como los lazos. Son muy delicadas, porque el raso, al rozar con el suelo, se desgasta. Y, al principio, no es fácil acostumbrarse:: hacen daño...Hay bailarinas que gastan un par, o incluso más, en cada espectáculo. A todas les gusta ocuparse de sus zapatillas; las refuerzan cosiendo lazos u otros trucos. Con las zapatillas de punta se llevan medias gruesas, de color carne o beis, hechas así para las bailarinas.

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